tú la invitas a cien, que yo los pago..."

Imagínate un oasis.
Imagínate un oasis de una docena de calles, con hostalitos acogedores y encargadas que te saludan por la mañana y silban y cantan mientras arreglan las habitaciones.
Imagínate un Valle sin vegetación, con piedras que se deshacen al pisar. Un valle cuyas montañas que lo rodean son puntiagudas, con entrantes y salientes, como consecuencia de las innumerables luchas que han tenido con el viento.
Imagínate agua hirviendo intentando salir de la tierra a tal presión, que deja un rastro vertical de vapor por largo rato.
Imagínate como los perros te acompañan en tus paseos, te guían y te guardan.
Imagínate un cielo con más puntos blancos que negros, con una corona austral que te protege, llamas que te enseñan el camino y estrellas fugaces que te recuerdan que los sueños se cumplen.





