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Hemos visto la pobreza en primer término: los mineros que sacan plata, o sal, por un par de dolares al día. Niños que venden chicles o postales por 0’20 cents junto a gringos que gastan cientos de dolares en una noche de marcha en el Cusco. Campesinos que cultivan papas en el suelo helado del altiplano con las duras tecnicas milenarias de los incas.
Hemos pasado demasiadas noches durmiendo en bus, algunos de los cuales eran mucho mejores que los de España (aunque a algunos otros solo les faltaban las gallinas y las cabras) y unas cuantas en hoteles que no merecían el nombre.
Hemos tenido muchos y diferentes guías, desde el amable y cariñoso al soberbio y engreido. Hemos conocido andinos un poco parados, algunos casi tontos, muchos simpáticos, timidos, desconfiados, hospitalarios, pero también inteligentes y listos, e incluso algunos hubo demasiado listos.
Hemos visto lo malo y lo bueno (bastante mas de lo primero) que dejaron los españoles en estas tierras, y sentido la rabia heredada de los andinos actuales.
Hemos visto llamas, alpacas, cóndores, gaviotas (a
Hemos pasado frio y calor, hemos comido cui (raton grande frito) kinwa (al arroz andino) y muchos kiwis y mandarinas. Y hemos probado como 10 variedades de cerveza local, una por cada sitio que visitamos.
Nos hemos saturado de mitología inca, la cual concluimos que se reducía a tres animales: cóndor, puma y serpiente, y a cuatro momentos astronómicos: equinoccios y solsticios. Que pesaos!!
Hemos comprado tanta artesanía variada andina a precio de saldo, que daba risa vernos a la vuelta. Entre todos: dos charangos (ukeleles o guitarritas andinas), tres sombreros, tres hamacas, unos seis pantalones, varios jerseys, camisetas, gorros, bufandas, monederitos, bolsitos, riñoneras, posters, magnetos, postales, e incluso multi-amuletos bolivianos de la suerte.
Y ha sido un viaje tan intenso y tan largo, que tendremos que contarlo por episodios... el proximo, en un par de dias!!